Em parlava ahir al matí el meu pare del Dr. Asuero molt famós al seu temps, m'explicava que curava pel nas i que fins i tot sortía en un cuplé de l'època. Li he dit que cercaria informació i gràcies a Sant Google l'he trobada. Aqui us deixo, en castellà la història d'aquest Doctor.


El doctor Asuero (don Fernando) fue un célebre médico español, nacido en San Sebastián en 1886 y muerto en la misma ciudad el 23 de diciembre de 1942, de 56 años de edad.
En su tiempo alcanzó una fama nacional y mundial. Establecido en San Sebastián, se dedicó a las enfermedades de garganta, nariz y oído. En la primavera de 1929, cuando comenzaron a ser conocidas sus primeras intervenciones sobre el trigémino, su popularidad invadió España y el mundo. Puede decirse que San Sebastián se convirtió en punto de reunión de los incurables españoles y de muchos extranjeros, hasta que, abrumado por un trabajo agotador, se vio obligado a cerrar su clínica para tomarse algún descanso. Uno de los lugares donde se escondía de la multitud era Cihuri, en el Priorato, que era propiedad de sus amigos y paisanos, los señores Churruca. Pero en Cihuri no podía negarse a practicar su método curativo a las personas del pueblo y de otras partes que, enterados de su retiro, lo buscaban, ansiosos de curación.

Se decía que el doctor Asuero curaba las enfermedades tocando al paciente el nervio trigémino. Asuero y trigémino fueron dos palabras unidas, casi sinónimas, casi milagrosas, que volaban al aire de la fama por todos los horizontes del mundo. Llegó a crear pánico en los ambientes de la posible competencia. Por ejemplo, los balnearios notaron una disminución drástica de clientes, que acudían en cambio al doctor Asuero.

El trigémino (de tres y gemini, gemelos tripies) es el nervio del quinto par craneano. El ganglio correspondiente a este nervio se divide en tres ramas, el oltalmológico o de la vista, el maxilar superior y el maxilar inferior, que se distribuyen por toda la cabeza y la cara. Es el nervio más voluminoso y grueso de los craneales. Sensitivo y motor a la vez, comunica sensibilidad a la región facial, animando los músculos de la lengua y de la masticación. El método terapeútico que usaba el médico de San Sebastián y de Cihuri, si se me permite llamarlo así, recibió y recibe en su honor el nombre de Asueroterapia. La crítica de sus resultados se ha apreciado diversamente, pero una cosa es clara: el valor psicogeno y subjetivo del método.

El doctor Asuero viajó por Francia, Italia y América, donde, lo mismo que en todas partes, se vio asediado por enfermos de todas las dolencias y de todas las clases sociales. Los procedimientos del doctor Asuero se pusieron de moda, ya la vez, suscitaron enconadas discusiones entre el público y entre los profesionales. Todo el mundo hablaba con calor y apasionamiento del doctor Asuero y de la Asueroterapia. El doctor Asuero escribió un libro con este significativo título: "Ahora hablo yo".

Cihuri y el Priorato eran su retiro, su refugio y su descanso. Pero no podía evitar ser buscado y asediado también en Cihuri. En el mes de septiembre de 1929 el alcalde y varios concejales de Cihuri visitaron al doctor Asuero en San Sebastián para comunicarle el acuerdo de la Corporación de dar su nombre a la plaza mayor de la localidad e invitarle al acto de descubri-miento de la placa. El motivo de tal acuerdo descansaba en el hecho de haber residido en Cihuri y haber curado a muchos de sus vecinos. El acto tendría lugar en el mes de octubre. El acta del acuerdo está firmada por el alcalde José Agüero, los concejales Pedro Isasi, Pablo Visa, Julio Mendoza y el secretario Pedro Uriarte.

El homenaje se celebró con toda solemnidad. Las autoridades y todo el vecindario de Cihuri salieron a recibir y aclamar al doctor Ausero. Los niños portaban banderas nacionales y la población se vistió de fiesta. En aquel año eran maestros don Ricardo Llopis y doña Visitación Isasi, médico titular don Miguel Leal Sancho y cura párroco don Domingo Dueñas Ibáñez.

Varios vecinos y concejales aportaron diez pesetas cada uno para costear el banquete que se celebró en el Priorato, residencia de los señores de Churruca, que eran familiares y amigos del homenajeado.

El doctor Asuero agradeció la fiesta y el homenaje y a la vez hizo un donativo de trescientas pesetas para los niños de las escuelas de Cihuri, que con tanto entusiasmo le habían recibido. El dinero se empleó en costear una excursión para todos los escolares a Logroño, donde visitaron el aeródromo de Agoncillo.

Cihuri vivió una jornada que todavía no ha olvidado. Y desde entonces su plaza mayor lleva el nombre de doctor Asuero. Felipe Abád León

POSTDATA - Tanta era la celebritat del Dr. Asuero que fins i tot - sense citarlo - sortia en un cuplé, aquell de: al Uruguay guay guay, yo no voy, voy, porque temo naufragar. . .

"Un extraño caso/ a mí me ha pasado/ pues todos mis nervios/ se han soltado./ Y a un doctor famoso/ fui a consultar,/ pero las narices/ me quiso tocar./ Mas, como protesté,/ mandóme al Uruguay/ y entonces yo le contesté:// Al Uruguay, guay, yo no voy, voy/ porque temo naufragar./ Al Uruguay, guay, yo no voy, voy/ porque temo naufragar./ Mándeme a París, si es que le da igual./ Al Uruguay, guay, yo no voy, voy/ porque temo naufragar.// Estos movimientos,/ aunque son nerviosos/ son horriblemente/ contagiosos./ Y no será extraño/ que, al salir de aquí,/ algunos de ustedes/ baile así./ Si van a protestar,/ les mando al Uruguay/ y así me habrán de contestar:// (Refrán)."